DECLARACIÓN*
Nosotros, los Pueblos Indígenas del Mundo, unidos en esta esquina de nuestra Madre Tierra en una gran asamblea de sabios, deparamos a todas las naciones:
Nos vanagloriamos de nuestro orgulloso pasado:
cuando la tierra era nuestra madre nutricia,
cuando el cielo nocturno formaba nuestro techo común,
cuando el sol y la luna eran nuestros padres,
cuando todos éramos hermanos y hermanas,
cuando nuestras grandes civilizaciones crecieron bajo el sol,
cuando nuestros jefes y ancianos eran grandes líderes,
cuando la justicia regulaba la Ley y su ejecución.
Entonces llegaron otros pueblos:
sedientos de sangre, de oro, de tierra y de riquezas,
llevando consigo la cruz y la espada, una en cada mano,
sin conocer ni desear aprender los caminos de nuestros mundos,
consideraron que estábamos por debajo de los animales,
nos robaron nuestra tierra y nos separaron de ella,
esclavizaron a los hijos del sol.
Sin embargo, no han sido capaces de eliminarnos,
ni de borrar la memoria de lo que fuimos,
porque somos la cultura de la tierra y el cielo,
procedemos de una antigua estirpe y somos millones,
y aunque todo nuestro universo haya sido expoliado,
nuestra gente seguirá viviendo,
más allá incluso del reino de la muerte.
Ahora venimos desde las cuatro esquinas de la tierra,
y protestamos ante el cónclave de naciones
porque «nosotros somos los pueblos indígenas,
los que mantenemos una conciencia cultural y popular
en los límites fronterizos de cada nación que
es considerada marginal por la ciudadanía de cada país».
Y levantándonos después de siglos de opresión,
evocando la grandeza de nuestros antepasados,
en recuerdo de nuestros mártires indígenas,
y honrando el consejo de sabios ancianos:
Hacemos voto de volver a controlar nuestro destino, y
de recuperar nuestra plena condición humana, y
de sentirnos orgullosos de ser indígenas.
Nosotros, los Pueblos Indígenas del Mundo, unidos en esta esquina de nuestra Madre Tierra en una gran asamblea de sabios, deparamos a todas las naciones:
Nos vanagloriamos de nuestro orgulloso pasado:
cuando la tierra era nuestra madre nutricia,
cuando el cielo nocturno formaba nuestro techo común,
cuando el sol y la luna eran nuestros padres,
cuando todos éramos hermanos y hermanas,
cuando nuestras grandes civilizaciones crecieron bajo el sol,
cuando nuestros jefes y ancianos eran grandes líderes,
cuando la justicia regulaba la Ley y su ejecución.
Entonces llegaron otros pueblos:
sedientos de sangre, de oro, de tierra y de riquezas,
llevando consigo la cruz y la espada, una en cada mano,
sin conocer ni desear aprender los caminos de nuestros mundos,
consideraron que estábamos por debajo de los animales,
nos robaron nuestra tierra y nos separaron de ella,
esclavizaron a los hijos del sol.
Sin embargo, no han sido capaces de eliminarnos,
ni de borrar la memoria de lo que fuimos,
porque somos la cultura de la tierra y el cielo,
procedemos de una antigua estirpe y somos millones,
y aunque todo nuestro universo haya sido expoliado,
nuestra gente seguirá viviendo,
más allá incluso del reino de la muerte.
Ahora venimos desde las cuatro esquinas de la tierra,
y protestamos ante el cónclave de naciones
porque «nosotros somos los pueblos indígenas,
los que mantenemos una conciencia cultural y popular
en los límites fronterizos de cada nación que
es considerada marginal por la ciudadanía de cada país».
Y levantándonos después de siglos de opresión,
evocando la grandeza de nuestros antepasados,
en recuerdo de nuestros mártires indígenas,
y honrando el consejo de sabios ancianos:
Hacemos voto de volver a controlar nuestro destino, y
de recuperar nuestra plena condición humana, y
de sentirnos orgullosos de ser indígenas.
Fuente: Douglas E. Sanders, The Formation o/the World Council oflndigenous Peo-P¡es, IWGIA documento núm. 29, 1977. Esta declaración alcanzó el acuerdo de los delegados de la primera conferencia internacional de pueblos indígenas en Port Alberni, British Columbia, en 1975, que llevó al establecimiento del Consejo Mundial de Pueblos Indígenas (WCIP).
VIVIR EL CUÁDRUPLE SENDERO
Abuelo, Gran Espíritu... Tú has establecido que los poderes de los cuatro cuartos de la tierra se entrecrucen. Me has hecho andar por el buen camino y por el camino difícil, y el lugar donde ambos se cruzan es sagrado. Un día tras otro, para siempre jamás, eres la vida de las cosas.
Black Elk, sioux oglala (Nerburn, Native American Wisdom)
Mi investigación ha demostrado que prácticamente todas las tradiciones chamánicas se basan en el poder de cuatro arquetipos para proponer una vida de armonía y equilibrio con el entorno y con nuestra naturaleza interna: el guerrero, el sanador, el vidente y el maestro. Como cada arquetipo se sirve de las raíces míticas más profundas de la humanidad, nosotros también podemos conectar con su sabiduría. Cuando aprendamos a vivir estos arquetipos dentro de nosotros, comenzaremos a sanarnos y a sanar nuestro fragmentado mundo.
Los cuatro principios siguientes, basado cada uno de ellos en un arquetipo, componen lo que llamo el cuádruple sendero:
1. Muéstrate, o elige estar presente. Estar presentes nos permite acceder a los recursos humanos del poder, la presencia y la comunicación. Ésta es la senda del guerrero
2. Presta atención a lo que tiene corazón y significado. Prestar atenciónnos abre a los recursos humanos del amor, la gratitud, el reconocimiento y la validación. Ésta es la senda del sanador.
3. Di la verdad sin culpabilidad ni juicio. Decir la verdad sin emitir juicios nos hace ser auténticos y desarrolla nuestra visión interna e intuición. Éste es el camino del vidente.
4. Permanece abierto al resultado, no atado a él. La apertura y el desapego nos ayudan a recuperar recursos humanos como la sabiduría y la objetividad. Éste es el camino del maestro.
Cuando comprendemos estas experiencias universales, nos hacemos más capaces de respetar los diversos caminos que usan las diversas culturas para expresar estos temas comunes. Aunque casi todas las tradiciones chamánicas resaltan el papel de estos cuatro arquetipos, es importante entender que son universales y están disponibles para toda la humanidad, sea cual sea su contexto, cultura, estructura y práctica. En nuestra sociedad expresamos la vía del guerrero a través de nuestras dotes de liderazgo. Expresamos la vía del sanador a través de nuestras actitudes hacia nuestra propia salud y la salud del entorno. Expresamos el sendero del vidente a través de nuestra creatividad personal, y de nuestra habilidad para plasmar nuestros sueños y visiones en el mundo. Expresamos el camino del maestro a través de nuestra comunicación constructiva y de nuestra capacidad de informar.
Abuelo, Gran Espíritu... Tú has establecido que los poderes de los cuatro cuartos de la tierra se entrecrucen. Me has hecho andar por el buen camino y por el camino difícil, y el lugar donde ambos se cruzan es sagrado. Un día tras otro, para siempre jamás, eres la vida de las cosas.
Black Elk, sioux oglala (Nerburn, Native American Wisdom)
Mi investigación ha demostrado que prácticamente todas las tradiciones chamánicas se basan en el poder de cuatro arquetipos para proponer una vida de armonía y equilibrio con el entorno y con nuestra naturaleza interna: el guerrero, el sanador, el vidente y el maestro. Como cada arquetipo se sirve de las raíces míticas más profundas de la humanidad, nosotros también podemos conectar con su sabiduría. Cuando aprendamos a vivir estos arquetipos dentro de nosotros, comenzaremos a sanarnos y a sanar nuestro fragmentado mundo.
Los cuatro principios siguientes, basado cada uno de ellos en un arquetipo, componen lo que llamo el cuádruple sendero:
1. Muéstrate, o elige estar presente. Estar presentes nos permite acceder a los recursos humanos del poder, la presencia y la comunicación. Ésta es la senda del guerrero
2. Presta atención a lo que tiene corazón y significado. Prestar atenciónnos abre a los recursos humanos del amor, la gratitud, el reconocimiento y la validación. Ésta es la senda del sanador.
3. Di la verdad sin culpabilidad ni juicio. Decir la verdad sin emitir juicios nos hace ser auténticos y desarrolla nuestra visión interna e intuición. Éste es el camino del vidente.
4. Permanece abierto al resultado, no atado a él. La apertura y el desapego nos ayudan a recuperar recursos humanos como la sabiduría y la objetividad. Éste es el camino del maestro.
Cuando comprendemos estas experiencias universales, nos hacemos más capaces de respetar los diversos caminos que usan las diversas culturas para expresar estos temas comunes. Aunque casi todas las tradiciones chamánicas resaltan el papel de estos cuatro arquetipos, es importante entender que son universales y están disponibles para toda la humanidad, sea cual sea su contexto, cultura, estructura y práctica. En nuestra sociedad expresamos la vía del guerrero a través de nuestras dotes de liderazgo. Expresamos la vía del sanador a través de nuestras actitudes hacia nuestra propia salud y la salud del entorno. Expresamos el sendero del vidente a través de nuestra creatividad personal, y de nuestra habilidad para plasmar nuestros sueños y visiones en el mundo. Expresamos el camino del maestro a través de nuestra comunicación constructiva y de nuestra capacidad de informar.
TOMADO DEL LIBRO
LAS CUATRO SENDAS DEL CHAMAN
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